Entre Salzburgo y Viena hicimos una parada con nuestra autocaravana (La Duranga) en el campo de concentración de Mauthausen. Sin duda es una de estas experiencias espeluznantes que te hacen pensar en nuestra historia y en la cruelad del ser humano. Recomendamos encarecidamente ir a visitarlo, a pesar de que no es tan impactante como otros campos de concentración polacos.
Precio de la entrada
La entrada al campo de Mauthausen es gratis, primer dato que nos sorprendió enormemente. Creemos que es lo único gratis en Austria. Quizás se sientan culpables con la causa. No obstante, recomendamos cogerse para cada dos personas un dispositivo de audio que te entregan por 3€, el cual te va explicando la historia con un mapa por todo el recorrido del campo de concentración. Dura aproximadamente 2 horas, aunque hay un museo con pequeñas anécdotas más detalladas donde puedes dedicarle más tiempo.
La visita a Mauthausen
En el campo de concentración de Mauthausen se conservan un escaso número de los barracones y todo el mobiliario, vestuario y demás fue retirado. Tan solo unos ejemplares de los restos se exponen en el museo final.
Los barracones
Accedimos a los barracones en los que se hacinaban hasta 300 personas en escasos 50 m2. Hoy en día so se conservan las literas, pero se observan en fotografías. Pudimos divisar fuera de los muros el acantilado desde el que los nazis obligaban a los judíos a empujarse al vacío los unos a los otros. Éstos eran denominados cínicamente como “paracaidistas”.
Como ya sabéis todos, las condiciones de higiene, alimentación y trato eran espeluznantes en el campo de concentración. Los presos eran torturados y vejados desde el comienzo hasta el final. Para que no se sublevaran los presos, los nazis controlaban esta situación con otros presos judíos, los más fuertes y violentos. Éstos, a cambio de comida y privilegios, torturaban a otros presos de su misma clase y los mantenían vigilados. Trabajo que quitaban de menos a otros miembros de las SS.
En un barracón se situaron varias mujeres presas judías que se ofrecían como prostitutas. Los nazis les habían lavado el cerebro prometiéndoles la liberación a cambio de ofrecer su cuerpo. Por supuesto, ninguna de ellas fue jamás liberada. Guardias de la prisión y presos con privilegios frecuentaban estos barracones como premio por torturar.
Las torturas en Mauthausen
Muchos de los presos judíos morían simplemente de frío, inanición o de enfermedades. Otros, directamente se suicidaban contra las vallas electrificadas. Esta era otra de las maneras que utilizaban también los soldados nazis para aniquilarlos, así como otras: disparándoles con un tiro en la nuca, en las cámaras de gas, en el crematorio o a brutales golpes. Llama el detalle de que en la puerta de las cámaras de gas hay una ventana circular para poder ver desde fuera como mueren.
La historia de la “Caza de Liebres”
Es sobrecogedora la historia de 500 presos que se revelaron una noche con el objetivo de fugarse del campo de concentración. Para ello, los presos utilizaron todo lo que tenían a mano como: extintores, palos y mantas mojadas para colapsar las vallas eléctricas. De los presos, 400 consiguieron escaparse y fueron perseguidos por toda Austria como “ la caza de liebres” para ser asesinados brutalmente. Finalmente, de estos 400 presos tan sólo consiguieron salvarse 11 presos.
La anécdota de la bicicleta
Otra anécdota peculiar la ilustran con la bicicleta real que toma protagonismo en esta historia, junto con un vídeo del polaco superviviente. Éste, tras haber sido liberado en el 1945, junto con otros dos compañeros, acudieron a Linz (a escasos km de Mauthausen). Allí unas monjas y un militar polaco-estadounidense les cedieron dos bicicletas . No querían esperar ni un segundo más antes de volver a sus tierras, Polonia y Alemania. Los supervivientes, recorrieron 200 km atravesando Austria y la República Checa turnándose las bicicletas.
Nos sorprendió que los ciclistas dijeran que aún les quedaban ganas de hacer turismo y se dieran un garbeo por las ciudades principales europeas. En cada sitio los aldeanos les daban de comer gratis como presos de guerra, ya que portaban un documento que los identificaba como tal.
De hecho, en varias ocasiones durante la travesía, los soldados rusos comunistas les intentaron quitar las bicicletas por ser un bien preciado, a lo que, plantándoles cara, los ciclistas les mostraban dicho documento para que no se las arrebataran.
El 5 de mayo de 1945 las tropas americanas liberaron a todos los presos del campo de concentración y la mayor parte de las fotografías que se pueden admirar en el museo fueron capturadas durante dicho momento.
Nuestras impresiones
Nos ha llamado la atención que en el museo de Mauthaussen solamente hay banderas republicanas representando a España. Así los demás países cuentan con su bandera actual.
Entendemos que los símbolos sean de la Republica, en honor a los muertos, puesto que los presos españoles que hubo allí eran republicanos.
También encontramos varias cintas de la virgen del Pilar y un memorial a unos soldados de Teruel que debieron ser la hostia. Lo que no encontramos fue ningún lazo amarillo del frutos secos el rincón.
Nosotros estuvimos en Polonia en el campo de concentración de Auschwitz y observámos varias diferencias con el campo de Mauthausen. La conservación de éste úñtimo se limita a los edificios y las estancias. Sin embargo, Auschwitz conserva las literas, elementos de tortura y demás utensilios, por lo que conseguía meterte más en la historia y ponerte los pelos de punta. Mauthausen es más como un museo de la historia.
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